La biodegradabilidad de los
materiales dependen de su estructura física y química, algunos como el vidrio
no pueden ser biodegradados. Aunque se suele decir que un material no es
biodegradable cuando el tiempo necesario para que los organismos lo
descompongan es extremadamente largo, o supera la capacidad de los organismos
para procesarlo, como pasa con el plástico y el aluminio de las latas. Hoy en
día muchas cosas se fabrican con agentes biodegradables, como pasa con los
detergentes, pero todavía están los plásticos y diversas sustancias como los
insecticidas.
Veamos algunos ejemplos de cuánto
tardan en pudrirse los materiales:
Cáscara de banana: 2 a 10 días
Pañuelos de algodón: 1 a 5 meses
Papel: 2 a 5 meses
Cáscara de naranja: 6 meses
Cuerda o soga: 3 a 14 meses
Calcetines de Lana: 1 a 5 años
Envases/cartones de leche Tetra Paks
(con algo de plástico): 5 años
Filtros de cigarrillos: 1 a 12 años
Zapatos de cuero: 25 a 40 años
Nailon: 30 a 40 años
Vasos o cualquier material de
aislante térmico de poliestireno “Styrofoam o tecnopor”: 1 a 100 cien años
Anillos plásticos de paquetes de
latas de aluminio de seis “6-pack”: 450 años.
Un chicle masticado: 5 años
Muñecas articuladas con plástico:
300 años
Botellas de vidrio: 4000 años
Chapas
o tapitas de botella: 30 años
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